Se puede culpar al destino, a la mala fe de los otros o al azar. Entonces el problema está afuera, y nos quedaremos tranquilos. Pero pensar en ser parte del problema es la clave para encontrar la solución. Se puede elegir la actitud ante los acontecimientos de la vida, siempre podemos asumir que la botella se encuentra medio llena o medio vacía.
La técnica de manejo de nuestros modelos mentales permite lograr que lo que somos no interfiera en el camino hacia lo que podemos llegar a ser.
José Antonio Marina, en “Inteligencia Fracasada”, identifica una serie de fracasos cognitivos relacionados con nuestros modelos mentales:
Los prejuicios. Una persona tiene un prejuicio cuando esta absolutamente segura de algo que realmente no sabe, y juzga anticipadamente un hecho. Al tener un prejuicio, seleccionamos la información de forma que nos permita corroborarlo. Sin duda, los prejuicios son peligrosos, ya que inhiben todo tipo de reflexión, y por lo tanto hieren de muerte el proceso de aprendizaje.
La superstición. Consiste en mantener una creencia injustificable. A diferencia del prejuicio no discrimina de forma selectiva, pero es igualmente invulnerable a las evidencias en contra.
El dogmatismo. Se produce cuando una creencia nos lleva a una previsión que no se produce realmente, pero en lugar de reconocer el error, intentamos introducir las variaciones necesarias para poder seguir manteniendo la creencia inicial.
El fanatismo. Es la condensación de los tres anteriores junto a la defensa de la verdad absoluta y la llamada a la acción. Implica que una opinión no demostrada (ni demostrable en muchos casos?) se eleva a verdad absoluta (que debe practicarse o imponerse). No pensemos que los fanáticos surgen exclusivamente en entornos religiosos o políticos. Todas las organizaciones humanas pueden cultivar el fanatismo en mayor o menor medida.
En todos estos casos los individuos (y los grupos) se blindan contra las evidencias contrarias a sus creencias, lo que les impide conocer la realidad y aprender de la experiencia.
Para Marina las creencias tóxicas suelen tener una serie de elementos comunes:
- Son inferencias arbitrarias (conclusiones firmes sin evidencias que las soporten).
- Usan una abstracción selectiva (se centran en un detalle, ignorando otros más relevantes).
- Generalizan excesivamente (pasar de un caso particular a una creencia general).
- Magnifican o minimizan (aumentan lo positivo y disminuyen lo negativo, y viceversa).
- Provocan pensamientos absolutistas y dicotómicos (o blanco o negro?)
Por tanto, las creencias son hábitos que operan de forma oculta en nuestra mente, y cuando se vuelven tóxicas o limitantes, provocan problemas muy serios, en el individuo y el colectivo.
Otro gran enemigo a la hora de cuestionar modelos mentales y abrirse al aprendizaje es el miedo. Cuando no se puede conversar para aclarar los modelos mentales colectivos. Es por ello que en Historia solo conocemos la parte del que gano, la otra parte se esfuma o no existe, es borrada. "Toda historia tiene al menos dos lados, nadie es totalmente malo, ni totalmente bueno, por allí se dice que sin Infierno no puede haber cielo.".- (Horacio Blanco, Desorden Publico.)
Ahora bien, después de leer todo esto,¿Identifica cuales son sus modelos mentales?. En futuras publicaciones estudiaremos mas a fondo cada uno de estos llamados “Fracasos Cognitivos”, poniendo a prueba nuestro conocimiento y la capacidad que poseemos de modelar nuestra propia forma de pensar.
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Ahora bien, después de leer todo esto,¿Identifica cuales son sus modelos mentales?. En futuras publicaciones estudiaremos mas a fondo cada uno de estos llamados “Fracasos Cognitivos”, poniendo a prueba nuestro conocimiento y la capacidad que poseemos de modelar nuestra propia forma de pensar.